Los que llevamos años en el mundo online, desde casi los inicios, hemos sido testigos y, parte en algunas ocasiones, de la evolución de los diferentes modelos de negocio en este canal.
Sobre el año 2008, internet no era más que un concepto “casi” nuevo que cambiaba los paradigmas de la comunicación, la logística, la información y la forma de hacer negocios. Se abría ante nuestros ojos un océano nuevo, una selva por descubrir, en la que muchos nos sentíamos atraídos y con ganas de explorar. Además, internet nos daba voz a los que no éramos personajes populares o influyentes, democratizaba la comunicación… Permitía conectar a golpe de click con cualquier parte del mundo, de forma inmediata. ¡Increíble!
Desde el punto de vista del “business”, aparecía un nuevo canal para hacer negocios con una escalabilidad tremenda. Términos como “long Tail”o crownfounding se oían cada vez más; la sociedad se iba introduciendo y se iba sensibilizando con el medio.
Los primeros, golpearon dos veces. Pero la mayoría, duraron poco. Fue el precio de la inmadurez y de la temeraria velocidad con la que cambia el entorno digital.
Ha llovido mucho desde entonces. En la actualidad, la tecnología nos ha envuelto profundamente y forma parte de nuestras vidas, seguramente más de lo que muchos imaginan.
Las empresas empezaron hace unos años a acuñar en sus mentes y discursos el término “digitalización” sin acabar de saber bien lo qué el concepto significa. Los directivos sienten la necesidad de formarse en vista del inevitable avance de la tecnología.
Hoy en día, hay algo que todos hemos asumido tras un año de la llegada del COVID-19: el mundo ha cambiado. Y han cambiado, (o se han acelerado), los hábitos en muchas áreas de nuestra vida, entre ellas, los hábitos de compra.
La gente ya no va al cine, se abona a Netflix, HBO… no vamos a los restaurantes, (ahora cerrados en horario nocturno), pedimos un Glovo. No salimos a los bares, usamos Tinder para conocer gente. Nuestra forma de socializar está cambiando, igual que cambia nuestra forma de adquirir nuestras compras.
Sí, compramos de forma diferente a hace un año. Las tiendas Online, ecommerce, adquieren mucho más sentido y avivan el debate sobre la subsistencia de los canales tradicionales de venta, comercios, tiendas, centros comerciales, restaurantes, cines, etc.
Y… ¿Qué nos espera tras el COVID-19 en cuanto a los hábitos de compra?
En el año 2020 se registró un aumento del 34% de las compras en tiendas online, unos impresionantes números. A nadie se le escapa que dicho incremento exponencial viene motivado, en gran medida, por la pandemia.
Veremos qué datos arroja el año 2021 pero es previsible que la curva siga en línea ascendente, por supuesto.
Otro dato arrollador es que el 80% de los españoles comprará online por lo menos una vez durante el año y la mitad lo hará desde el móvil. E irá a más.
Por otro lado, nos encontramos con grandes Marketplace de ventas como Amazon, que casi monopolizan el 60% de las ventas online alrededor del planeta. A todas luces, todo apunta a que los comercios tradicionales van a tener que modificar su planteamiento y su forma de llegar al target.
Van a poder sobrevivir ante el auge de los grandes Marketplace? Tendrán que dejar de vender de forma física y pasar a vender vía ecommerce? Será el ecommerce un complemento de la tienda física?
Las dudas están y han venido para quedarse. Igual que los ecommerce. Y los nuevos hábitos de compra.
Claves para el buen desarrollo de los ecommerce locales:
Según explica Scott Galloway en su libro “Four: el ADN de Amazon, Apple, Facebook y Google”, todo indica a que los negocios que quieran sobrevivir deberán trabajar tres áreas diferentes complementarias entre sí:
1.- Tienda física.
2.- Venta online mediante ecommerce y diferentes canales online .
3.- Excelencia en la experiencia de usuario.
Esto quiere decir que…sí: compraremos vía ecommerce y otros canales, (Social Ads, Google Ads, re-marketing…), y cada ve más, pero seguiremos queriendo encontrar un punto físico y todo ello con un servicio al cliente más que excelente, ágil, sencillo en cuanto a experiencia de usuario y que ofrezca muchas facilidades.
Por tanto, aconsejamos destinar recursos a su digitalización global, también de operativa y procesos, enfocados a ofrecer una grata experiencia a los usuarios e intentar fidelizarles. Ahora ya no hay excusas, nuestro ecommerce tiene que ser una herramienta muy bien trabajada y enfocada a venta.
Lo más difícil de todo…hacer el ecommerce rentable: algunos consejos.
Llegados a este punto y dicho todo lo anterior, la gestión del ecommerce y la atracción de visitas no es una labor sencilla. Requiere de mucha experiencia en las personas que piloten la estrategia. Cada vez hay más competencia en el mercado, no solo los gigantes, también ecommerce de la competencia que nos ponen las cosas difíciles.
La búsqueda y correcta lectura de la información y métricas que nos proporcionan las herramientas para ese uso, deben marcar nuestra estrategia, pero nos encontramos con que muchos de los propietarios de ecommerce no tienen esa capacidad.
La solución está en contratar un equipo eficiente, que nos ayude a interpretar de forma correcta la situación de nuestro ecommerce, estrategias de atracción, fidelización, usabilidad, experiencia de usuario, etc.
Debemos contar con unos asesores que nos informen de los “porqués” y ser muy rigurosos en la evaluación de las métricas. Una vez entendamos y seamos regulares, debemos ser ágiles en las tomas de decisiones y contar también con agilidad a la hora de crear o modificar la plataforma.